El abuelo Miquel y la abuela Herminia: la semilla de Andreu Gastronomia

¿Sabías que el 26 de julio se celebra el Día Mundial de los Abuelos? Nosotros queremos tener en este artículo un recuerdo muy especial con el abuelo Miquel y la abuela Herminia, ya que su esfuerzo, dedicación y visión nos han traído hasta aquí y nos han hecho ser quienes somos hoy.

El 26 de julio se celebra el Día Mundial de los Abuelos, un día dedicado a reconocer la importancia que tienen en el desarrollo de las nuevas generaciones y también en la sociedad. Aunque su origen es católico – el 26 de julio es el día dedicado a San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen María o, lo que es lo mismo, los abuelos de Jesús – lo cierto es que han sido las redes sociales las que lo han popularizado año tras año convirtiendo en tendencia el hashtag #DíaMundialdelosAbuelos.

Nosotros queremos tener en este artículo un recuerdo muy especial con el abuelo Miquel y la abuela Herminia, ya que su esfuerzo, dedicación y visión nos han traído hasta aquí y nos han hecho ser quienes somos hoy.

De los abuelos hemos heredado sus valores: confianza, seriedad, perseverancia, calidad, esfuerzo, trabajo duro, atención exquisita al cliente y, sobre todo, el sentimiento de familia. Son valores que nos acompañan también hoy, junto con los de innovación y mejora constante.

Los abuelos empezaron el camino por el que hoy nosotros continuamos, con todo el esfuerzo y dedicación. En este artículo te contamos su historia, que es la nuestra, y te hablamos de los valores que nos han transmitido y que definen la esencia de Andreu Gastronomia.

Día Mundial de los Abuelos:

Miquel y Herminia, la semilla de Andreu Gastronomia

Todo comenzó un día de febrero de 1930. Miguel y Herminia habían venido de Terrassa para inaugurar una parada de aceitunas y conservas en el nuevo Mercat Central de Sabadell.

La fiesta de la Candelaria anunciaba el frío más intenso de aquel inicio del año y, también, el comienzo de una gran historia: la nuestra. Muy temprano en la mañana, Miguel y Herminia, los abuelos, levantaban las persianas de la pequeña parada de comestibles. Sus caras de orgullo y esperanza lo decían todo.

Durante muchos años, nuestro producto estrella fueron las aceitunas: al abuelo Miguel ya se le conocía como el Andreu de las aceitunas. Las rellenas de anchoa de La Escala y las rellenas de pimiento rojo eran las más apreciadas entre la clientela, ya que las rellenaba la abuela y más adelante, también sus hijas, ¡de manera totalmente manual!

El abuelo Miquel nos explicaba que no era nada fácil transportar un fruto tan pequeño por las calles irregulares de Sabadell dentro de los pesados toneles donde las recibían, pero valía la pena porque aquellas aceitunas eran deliciosas.

En un gesto cotidiano como transportar toneles y preparar el producto podemos leer hoy en día muchos de nuestros valores: esfuerzo, trabajo, perseverancia, paciencia y, sobre todo, ilusión.

Con la Guerra Civil Española, la vida en el Mercat cambió; la falta de alimentos y de monedas pequeñas lo trastornó todo, fue una época de dificultades económicas y de escasez. Los comerciantes fabricaban vales de 5 y de 10 céntimos que los clientes utilizaban como moneda de cambio. Si algo tenían los abuelos, era una gran honestidad. El abuelo era una persona extremadamente honrada y con un gran sentido de la justicia, por eso los vales que hacían en Andreu eran muy bien valorados.

Siempre dispuestos a echar una mano, y austeros como eran, los abuelos procuraban que nunca se tirara nada. Lo que ahora llamamos sostenibilidad y economía circular, en aquella época era sentido común y austeridad. Por poner un ejemplo: las latas vacías de los pimientos en conserva las dábamos a los agricultores que rodeaban el Mercat vendiendo fruta y que ellos utilizaban para fabricar «el Arrope» (una especie de vino rancio que se hacía de la fruta madura y que la gente compraba a granel para pasar el frío). Afortunadamente estos valores también perduran en el actual Andreu.

Las siguientes generaciones hemos aprendido de los abuelos el esfuerzo y la necesidad de un trabajo bien hecho, como cuando rellenábamos aceitunas a mano, de forma totalmente artesanal, pero también hemos aprendido y heredado de ellos esas ganas de innovar, de mejorar pensando en nuestro cliente, de ir siempre un paso más allá. El abuelo tenía una visión de futuro envidiable, por eso, fue de los primeros en comprar básculas de acero inoxidable de precisión, o el primero del Mercat en comprar una cortadora automática. Él fue quien decidió introducir los embutidos y el jamón, que ha resultado ser nuestro producto estrella.

Pero sobre todo hemos aprendido de los abuelos la importancia que tiene la familia en todos los aspectos de la vida: por eso en Andreu Gastronomia velamos por el bienestar de todas las personas que trabajan con nosotros, porque nos consideramos una familia. En el Día Mundial de los Abuelos recordamos a los nuestros, los que no sólo fundaron Andreu sino que le dieron este carácter que nos define. ¡Gracias, abuelos!

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ANDREU: TRADICIÓN QUE HACE HISTORIA ayer, hoy y siempre.

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