Cerveza: historia, beneficios para la salud y recetas con cerveza

¿Sabías que en 2019 cada uno de nosotros bebió una media de 52 litros de cerveza? ¿Y que su consumo moderado y dentro de una dieta saludable y equilibrada es beneficioso para la salud? El 6 de agosto es el Día Internacional de la Cerveza y en este artículo te hablamos de su historia y de los beneficios que su consumo tiene para la salud. Además, te damos tres recetas con cerveza. En nuestro perfil de instagram te damos cada semana una receta. Síguenos para no perderte ninguna: las tienes todas en el hashtag #RecetasAndreu.

En 2018 el consumo total de cerveza en España superó la barrera de los 40 millones de hectolitros, lo que supuso un 1,5% más que el año anterior; además, cada uno de nosotros consumió una media de 51,8 litros de cerveza en 2018, dato que sube hasta los 52 litros por persona en 2019. Los datos pertenecen al estudio de Kantar sobre consumo de cerveza en España, elaborado para Cerveceros de España y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En Europa, en 2019, el país con mayor consumo de cerveza per cápita fue la República Checa con 142 litros por persona. Le siguen Austria (107), Alemania (100), Polonia (98) y Croacia (88). Reino Unido, con fama de gran consumidor de cerveza, queda fuera del Top 10: lo encontramos en el puesto 14, empatado a 71 litros por persona y año con Países Bajos. Tampoco Estados Unidos está en el Top 10 mundial, según diversas estadísticas, pese a ser un país de gran tradición en la producción y consumo de cerveza.

El 6 de agosto es el Día Internacional de la Cerveza y en este artículo te hablamos de su historia y de los beneficios que su consumo tiene para la salud. Además, te damos tres recetas con cerveza.

Siete apuntes históricos sobre la cerveza

La cerveza es una de las bebidas más antiguas: Las pruebas químicas de vasijas de cerámica antiguas revelan que la cerveza se producía hace unos 7.000 años en lo que hoy es Irán.

En Mesopotamia, se cree que la evidencia más antigua de la fabricación y consumo de cerveza es una tablilla sumeria de hace 6.000 años que representa a personas que consumen una bebida a través de pajitas de caña de un cuenco común.

Un poema sumerio de hace 3.900 años dedicado a Ninkasi, la diosa patrona de la elaboración de la cerveza, nos ha traído hasta la actualidad la receta de cerveza más antigua que se conserva y en la que se describe la producción de cerveza a partir de pan elaborado con cebada.

La cerveza era parte integrante de la cultura del Antiguo Egipto, alcanzando el rango de bebida-alimento asociada a su identidad. El pan y la cerveza eran un alimento básico de la mayoría de la población.

Prácticamente todas las culturas del mundo han elaborado sus propias cervezas con los cereales que tenían a mano. Así, en China, residuos de cerámica de hace unos 5.000 años muestran que la cerveza se elaboraba con cebada y otros cereales, como el arroz.

En la América precolombina, el maíz fue el cereal popular, de ahí que se elaborara con él una bebida fermentada similar a la cerveza. En África, la cerveza se elaboraba tradicionalmente a partir de su cereal más abundante, el mijo, que se remojaba entre 8 y 12 horas antes de fermentarlo.

En el siglo VII d.C., los monasterios europeos producían y vendían cerveza. Durante la Revolución Industrial, la producción de cerveza pasó de la fabricación artesanal a la industrial; la fabricación local a pequeña escala dejó de ser significativa a fines del siglo XIX.

Beneficios del consumo (moderado) de cerveza

La Fundación Española del Corazón considera beneficioso el consumo moderado de cerveza, por ser rica en vitaminas, proteínas, ácido fólico y antioxidantes. Así se desprende del estudio Cerveza, Dieta Mediterránea y enfermedad cardiovascular, realizado por el Hospital Clínic, las Universidades de Barcelona y Málaga y el Instituto de Salud Carlos III, entre otras instituciones.

Algunos estudios apuntan que incluir la cerveza dentro de una dieta saludable, variada y equilibrada, puede tener beneficios cardiovasculares y para los huesos, entre otros. Eso sí, para que los beneficios se manifiesten, el consumo debe ser moderado y se ha de llevar además un estilo de vida saludable.

Las conclusiones del estudio Cerveza, Dieta Mediterránea y enfermedad cardiovascular manifiestan que las personas que consumían cerveza habitualmente de forma moderada presentaban una menor incidencia de diabetes mellitus e hipertensión, así como unas cifras de colesterol HDL (bueno) mayores que los no consumidores de cerveza.

Tres recetas con cerveza

Fondue de cheddar con un toque de cerveza

Ya sabes que en Andreu nos encanta la fondue y en este blog te hemos dejado nuestra receta. En este artículo compartimos contigo una receta alternativa de fondue, con queso cheddar y un toque de cerveza. Vas a necesitar 1 diente de ajo cortado por la mitad, una lata de cerveza de tu gusto (mejor si es rubia), 500 gramos de queso cheddar (lo puedes sustituir por appenzeller si lo prefieres), 2 cucharadas de maicena, ½ cucharadita de mostaza seca y pimentón, una pizca de cayena y otra pizca de nuez moscada molida (al gusto), una barra de pan cortada en dados para mojar, verduras cocidas y patatas hervidas, cortadas en porciones pequeñas para mojar.

Frota el ajo por todo el fondo del recipiente para la fondue (o de la cazuela que uses habitualmente). Vierte la cerveza y ponla a calentar a fuego medio. En un bol, mezcla el queso con maicena, mostaza, pimentón, cayena y nuez moscada; añade lentamente a la cacerola, revolviendo con una cuchara de madera hasta que se derrita y quede suave (unos 5 minutos). Por otro lado, blanquea las verduras en agua hirviendo con sal durante un minuto, escurre y enfría en agua helada. Escurre bien y sirve.

Alitas de pollo marinadas con cerveza

Para esta original receta de alitas de pollo que haría las delicias de cualquier estadounidense, necesitarás 2 tazas de suero de leche, una lata de cerveza tostada, 2 cucharaditas de sal marina, 1 cucharadita de pimentón ahumado, ¼ de cucharadita de cayena, ½ de cucharadita de comino, 1 cucharada de azúcar moreno, 1 cebolla blanca en rodajas, una bandeja de doce alitas de pollo y cilantro (opcional).

Para el glaseado, necesitas ¼ de taza de salsa sriracha (si te gusta menos picante, pon solo una cucharada), ⅓ taza de azúcar moreno, 1 cucharadita de sal, 2 dientes de ajo picados, ¼ de taza de pasta de tomate, ½ de taza de cerveza tostada, 2 cucharadas de salsa de pescado, y ⅓ de taza de mirin (vinagre de arroz japonés que se utiliza para preparar el arroz del sushi).

Empezaremos preparando el pollo. En un bol grande mezcla el suero de leche, la lata de cerveza, sal, pimentón ahumado, pimienta de cayena, comino y azúcar moreno. Añade las cebollas y el pollo a la marinada. Cubre y mete en el refrigerador durante al menos 6 horas (si puedes dejarlo toda la noche, mejor).

Antes de hacer las alitas a la parrilla, prepara el glaseado para que esté reciente. En una cacerola a fuego medio alto, mezcla todos los ingredientes. Deja hervir removiendo con frecuencia hasta que espese. Saca el pollo del marinado y ponlo en la bandeja de horno o la parrilla en que lo vayas a cocinar. Pinta las alitas con el glaseado por un lado, cocina 2 minutos, dales la vuelta y haz lo mismo por el otro lado. Repite la operación cada 2-4 minutos hasta que el pollo esté hecho completamente. Sirve las alitas calientes y acompañadas de salsa de queso o de tus condimentos preferidos. Si te gusta el cilantro, reparte un poco de la hierba aromática picada por encima de las alitas.

Buñuelos de pera a la cerveza con miel

Y terminamos con un postre original para el que también usaremos cerveza. Necesitarás 3 peras cortadas en rodajas de un dedo de grosor y sin el corazón, 1 taza y media de harina para cocinar, 2 cucharadas de azúcar granulada ¼ de taza de aceite de girasol (y más para freír), 1 taza y cuarto de cerveza rubia, 3 claras de huevo batidas a punto de nieve y 3 cucharadas de miel.

En un bol grande, mezcla la harina, el azúcar, el aceite y la cerveza. Incorpora suavemente las claras de huevo hasta que se integren. La consistencia debe ser como una masa espesa para tortitas. Vierte suficiente aceite en una sartén honda. Calienta el aceite a fuego medio-alto y, cuando esté bien caliente, cubre una por una cada rodaja de pera con la masa y ve friéndolas inmediatamente. Fríe dos minutos por cada lado o hasta que se doren y saca cada buñuelo a un papel absorbente para retirar el exceso de aceite. Una vez que los buñuelos se hayan enfriado un poco, rocía miel sobre ellos y sirve inmediatamente con yogur griego o helado.

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