Para aprovechar al máximo la energía de las vacaciones y vivir todo el año como si fuera verano (pero sin el calor sofocante, claro), en este artículo te damos consejos para integrar tus rutinas saludables y felices del verano en tu día a día. Es más sencillo de lo que parece y tu salud física y mental te lo agradecerá.
En verano hacemos actividades – estemos o no de vacaciones – que no solemos practicar el resto del año, bien porque tenemos menos tiempo, porque hay menos horas de luz, porque las obligaciones de la rutina no nos lo permiten o por otras cuestiones como el frío o la lluvia. Quizá en verano nos apetece más salir a pasear, a nadar o con la familia y los amigos porque hace buen tiempo o porque estamos descansados.
Del verano nos gusta la cantidad de horas de luz, que nos permiten hacer muchas más actividades. También el buen tiempo, que anima a hacer deporte y a salir al aire libre. De las vacaciones nos gusta que podemos dejar a un lado los horarios estrictos, comer cuando nos apetece, disfrutar con más calma de la vida…
¿Y si trasladamos los buenos hábitos del verano a nuestro día a día, para alargar la felicidad de las vacaciones durante todo el año? Eso es lo que te proponemos en este artículo y te damos ocho consejos para conseguirlo.
8 hábitos para vivir todo el año como si fuera verano
Desayuna saludable (y todos los días)
El desayuno es imprescindible y en vacaciones desayunamos mejor y con más calma, porque tenemos tiempo. Sin embargo, en nuestro día a día, muchas veces incluso nos lo saltamos. Por eso, el primer hábito es desayunar saludable y todos los días. Te dará un empujón de energía por la mañana y frenará tu deseo de picar algo.
Truco: Si no tienes mucho tiempo por la mañana, intenta preparar los desayunos con antelación.
Madruga un poco más para empezar el día haciendo ejercicio
Otro buen hábito del verano que podemos trasladar a nuestro día a día es movernos más. Y podemos hacerlo de dos formas: empezando el día haciendo ejercicio y haciendo pausas para movernos en nuestro puesto de trabajo.
Merece la pena levantarse un poco más temprano y empezar el día haciendo unos sencillos ejercicios de estiramiento y respiración que ayuden a tu cuerpo a activarse y cargarse de energía para afrontar la jornada. Además, si madrugas tendrás un poco más de tiempo para desayunar bien, con lo que cumples dos objetivos en uno. Busca una rutina de estiramientos (en internet hay muchas, muy sencillas) y empieza a cuidarte desde primera hora de la mañana.
En cuanto a moverse en el trabajo, si estás muchas horas sentado o de pie, pero quieto en el mismo sitio, procura hacer algunas paradas para estirar las piernas y caminar por tu puesto de trabajo. Algo tan sencillo como esto favorece la circulación y la buena salud del sistema respiratorio, así como te ayudará a reducir los dolores musculares y en las articulaciones.
Apúntate a algún deporte (y practícalo)
Además de pasear habitualmente, moverte en tu puesto de trabajo y mantener una buena higiene postural (algo que es más importante de lo que crees, pues una mala postura es la causante de buena parte de los dolores musculares y de articulaciones que sufrimos en nuestro día a día), otro buen hábito del verano que podemos extender a nuestro día a día es hacer deporte.
Si el gimnasio no es para ti, busca grupos de personas que practiquen algún deporte que te guste (correr, tai chi, natación…) y mantente en forma durante todo el año.
Hidrátate bien (también cuando no haga calor) y protege tu piel
La deshidratación se agrava en verano, por el calor y la actividad adicional, pero no es exclusiva de los meses de calor. Existen estudios que afirman que más de la mitad de la población no se hidrata correctamente en ningún momento del año. En verano, sin embargo, hemos aprendido que debemos beber más y mejor, incluso aunque no nos apetezca. Traslada los hábitos veraniegos al resto del año y procura tener siempre a mano una botella de agua y beber cada dos o tres horas (ponte alarmas si no te acuerdas o no sientes sed).
En cuanto a la piel, en verano hemos interiorizado que debemos protegerla cuando salimos a la calle, nos expongamos al sol o no pero ¿qué pasa el resto del año? En primavera y otoño también podemos sufrir lesiones en la piel por el sol o el viento, así que no te olvides de la crema protectora cuando salgas a la calle.
Cómete el arco iris
Es un dicho común que un plato colorido es un plato saludable; si las frutas y verduras coloridas llenan tu plato, eso quiere decir que tu alimentación es variada y equilibrada. En verano apetecen más las frutas y verduras, porque son frescas y porque es sencillo prepararlas en recetas que no requieren de mucho tiempo en la cocina. En invierno, sin embargo, platos más contundentes desplazan el consumo de frutas y verduras, pero las necesidades del organismo siguen siendo las mismas.
Conserva algunas recetas veraniegas con fruta y verdura para prepararlas el resto del año y ten a mano un calendario con las frutas y verduras de temporada, de modo que puedas aprovechar lo mejor de cada estación. Recuerda que los expertos recomiendan comer entre cinco y nueve raciones de frutas y verduras al día.
Duerme como si estuvieras de vacaciones
El adulto promedio necesita entre siete y nueve horas de sueño cada noche y, aunque en vacaciones nos acostamos más tarde, dormimos mejor porque transcurre más tiempo entre la cena y el momento de ir a la cama, solemos pasear o hacer alguna actividad antes de ir a dormir, no tenemos que estar pendientes del despertador, ni del trabajo, el colegio de los niños y las rutinas o las preocupaciones del día a día. Es nuestro momento break y eso ayuda a nuestro descanso. También si viajamos a zonas tranquilas, silenciosas por la noche y con menos contaminación lumínica.
Traslada esos hábitos del verano a tu día a día de manera sencilla: haz del dormitorio un espacio agradable y ordenado. Si el ruido exterior te impide descansar bien, plantéate aislar mejor la habitación cambiando las ventanas. Asegúrate de que la persiana se cierra del todo, para que la luz exterior no interrumpa tu descanso. Apaga el móvil y cualquier tipo de pantalla brillante dos horas antes de dormir. Y si no puedes evitar el despertador en tu día a día, hazlo al menos en los días libres.
Reserva tiempo a la semana para disfrutar del aire libre
Esto a veces es difícil de lograr si tienes un trabajo de oficina que requiere que pases la mayor parte del día en el interior, pero incluso salir a almorzar en un parque cercano o en un banco de la calle – como vemos tantas veces en las películas y series americanas – te hará bien. La luz solar natural es una gran fuente de vitamina D, que ayuda a mantener los huesos sanos y mejora el estado de ánimo.
Siempre que puedas, haz caminatas, picnics o alguna otra actividad al aire libre que disfrutes y que hagas habitualmente en verano. Pasar tiempo en la naturaleza disminuye la presión arterial, mejora la salud mental, aumenta la concentración y el rendimiento en tareas creativas, estimula el sistema inmunológico y ayuda a ser más productivo. Recupera ese hábito del verano para ser más feliz todo el año.
Practica la relajación
Relajarse es lo mejor de las vacaciones y, además, es muy importante para nuestra salud mental y física, por lo que es clave que lo hagas de vez en cuando. Tómate un descanso de tu día a día para ir a la playa o a la montaña y simplemente relajarte y tomar el sol.
También es buena idea que empieces una rutina de ejercicios de relajación al terminar el día y que aprendas a meditar (tanto en youtube como en las plataformas de televisión hay opciones muy válidas).
Esperamos que estos consejos os hagan más llevadera la vuelta de vacaciones. Para ponerle el sabor que tanto os gusta en casa, elige nuestros embutidos, jamón y salmón en bolsas termoselladas de larga caducidad, ideales para conservar en la nevera y tenerlas listas para comer a la vuelta. También puedes hacer tus pedidos en andreu.shop. Y si te apetece algo caliente, consulta en Glovo nuestras opciones de delivery y te las llevamos a casa de lunes a sábado. La vuelta a la rutina, mejor con Andreu.
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